
Lorena Valderas: “Tenía que devolver al DUX Logroño a Primera División”
Prometió que el DUX Logroño volvería a Primera División, y cuatro años después lo consiguió. Por el camino una deuda pendiente con el equipo de su vida, y muchos intentos frustrados que explotaron en lágrimas el día del ascenso. La capitana del conjunto riojano atiende a Liga F antes del debut liguero.
28 AGO 2025
La 'culpa' de que Lorena Valderas (Eibar, 2 de febrero de 1994) empezara a jugar al fútbol la tienen sus padres. Esos que le inculcaron desde bien pequeña el amor por todos los deportes. “Estaba jugando en la escuela y vino el ojeador del Eibar a ficharme. Mi madre me dijo que no, y al final me dijo que si quería jugar al fútbol también tenía que hacer baloncesto. Hoy en día se lo agradezco”, afirma la futbolista, que no paraba ni el fin de semana. “Cuando no tenía partido me iba con mi padre con la bici, jugábamos a las palas en el frontón...los tenía un poco fritos”, responde entre risas. Estaba claro que se iba dedicar a algún deporte, y finalmente, fue el fútbol el que terminó por ganarla. El Eibar terminó fichándola, y su madre no se ha perdido ninguno de sus partidos.
Todo cambió cuando un verano la llamaron desde el club armero “estaba de vacaciones en Galicia con mis abuelos y me llamaron para ver si me podía volver para empezar con el primer equipo la pretemporada. Me quedé a cuadros, mi madre hipocondriaca: es que son muy mayores...empecé con ellas y ahí me quedé”. Unos meses después, el 6 de septiembre de 2009, y con apenas 15 años, debutó en Primera División con el Eibar ante el Real Valladolid. Un empate a uno que a Lorena le supo a victoria. Estaba compartiendo campo con las que eran sus referentes. “Yo era mucho de Eli Ibarra, que luego jugó en el Athletic Club, Irene Paredes, que era más joven, Oihana Chico...al final el único fútbol femenino que veía era el de las jugadoras que tenía cerca, el de las vascas”.
Con el Eibar descendió de categoría, y tenía claro que había que salir de casa. Su destino: una temporada en el CD Aurrera de Vitoria antes de llegar a la capital para jugar en el Atlético de Madrid, donde coincidió con otro de sus referentes, Fernando Torres. “Me acuerdo que cuando fiché solo quería que apareciera por ahí. David Villa también me gustaba mucho y tuve el placer de conocerlo, pero yo era más de Torres”, confiesa la jugadora, que ha pasado por todas las posiciones del campo. “Al principio jugaba de central y luego siempre he sido delantera hasta que llegué a Logroño”. Precisamente, al conjunto vinotinto aterrizó tras una breve etapa en el CD Aurrera de Vitoria. Una reunión con Fernando Martínez y Héctor Blanco lo cambió todo para llegar a La Rioja.

“A mí siempre me ha gustado estar fuera de casa, pero cerca de los míos. Me vendieron un proyecto muy bonito, querían apostar. En La Rioja apenas había fichas de fútbol femenino y el objetivo era llevar el club a lo más alto”, explica la capitana. Esa conversación y otra con su tía, que es de Logroño, y con sus padres, cambió su vida para siempre. Once años después se considera riojana de adopción porque ha vivido en primera persona la evolución del fútbol femenino en la Comunidad. “Entrenábamos a las 21:15 de la noche, en la última franja horaria. La mayoría estudiaban, otras lo compaginábamos con trabajo. Tuvimos que luchar muchísimo”, afirma. El primer año, y bajo el nombre del EDF Logroño, jugaron un playoff, donde terminaron cayendo ante el Real Betis Féminas.
En el segundo año no consiguieron pelear el ascenso, pero al tercero ganaron la liga y ascendieron. “Al final tú juegas en Primera División con otros clubs, pero conseguirlo con el equipo que ha apostado por ti, que tenía un proyecto, y ver esa evolución es algo irrepetible”, afirma. Tras tres años seguidos en la máxima categoría, y un subcampeonato de Copa de la Reina en la temporada 2019/2020, el sueño se esfumó el 23 de junio de 2021 en Vallecas. Lorena prometió volver y lo hizo. “Hay que estar en las buenas y en las malas. Yo sigo con el club. Han apostado por hacer un proyecto muy competitivo para volver donde se merece este escudo y ahí vamos a estar apoyando y poniendo nuestro granito de arena para llevar a La Rioja a lo más alto”, dijo ese día.
Tuvieron que pasar cuatro temporadas, cuatro cursos donde el quedarse a las puertas era una constante. “Han sido cuatro años muy duros, te llevabas muchas desilusiones, le das muchas vueltas a la cabeza, qué pasa, por qué no lo conseguimos, pero el año pasado sabía que era diferente, que ese equipo tenía algo”, confiesa. En el vestuario se sentían cosas diferentes, difíciles de explicar porque “vives un aura distinta, éramos todas una familia y todas estábamos al 100% para el equipo”. El año también fue especial para ella porque fue mamá en febrero. “Jugábamos ese día fuera de casa, el club me apoyó y el míster me dijo que me quedara en Logroño. Estuvieron pendientes. Es un club familiar y eso es muy complicado de encontrar”, explica la defensora.
El año se cerró con un histórico ascenso a la máxima categoría y un abrazo con sus compañeras sobre el verde. “Estábamos todas en una nube. A día de hoy hay muchas cosas que no recuerdo. Acabó el partido y no encontraba a la gente que conocía, fue una locura. Me vine abajo. Todo lo que llevaba retenido estos años, el sufrimiento del año del descenso, los años de intentarlo salieron ahí”, confiesa. Ahora cuatro años después volverá a una Primera División que ha cambiado mucho, con una Liga F Moeve, que ya tiene una estructura profesional. “Nuestras compañeras han seguido luchando y ahora entrenamos por las mañanas, nos podemos dedicar solo al fútbol, que hace un par de años atrás era impensable, y somos campeonas del mundo”.
Porque Lorena echa la vista atrás y recuerda la evolución que ha tenido el fútbol femenino español: “Tenías que ir a trabajar, te lesionabas, te afectaba en tu trabajo...muchas jugadoras salían del instituto, de la universidad para ir directas a entrenar. Ahora tenemos grandes jugadoras y otras que están compitiendo en grandes ligas y eso es gracias a que esta liga es profesional”, afirma. El club también ha pensado siempre en ellas con la apuesta por DUX, abriendo Las Gaunas y con una inversión en la compra de una Ciudad Deportiva. “Hay que darle las gracias al Ayuntamiento y al Gobierno de La Rioja por apoyarnos. Las chicas pueden estar muy tranquilas por el futuro que les espera”, expone rememorando que antes no había niñas jugando al fútbol en Logroño.

“Hoy en día prácticamente todos los equipos de aquí tienen equipo femenino. Ves a las niñas jugando en los parques, las ves compitiendo con chicos o en la liga de chicas, y eso para mí es un orgullo enorme”. Ella se considera referente, pero desde la naturalidad. “Intento ser cercana con las niñas que vienen a vernos porque a mí también me hubiera gustado en muchos momentos que tus referentes fueran cercanas, que te ayudaran”, explica. Además, el DUX Logroño no será el único equipo femenino de la Comunidad que competirá en Primera División, el Grafometal Sporting La Rioja jugará en la élite del balonmano y el Ocisa Haro hará lo propio en la máxima categoría del voleibol. “En La Rioja la élite del deporte la tienen las chicas”, contesta orgullosa.
Este domingo a las 20:00h en Las Gaunas se medirá al Real Madrid, un rival que conocen muy bien sus compañeras Andrea Colomina, Paula Rubio y Paula Partido, exmadridistas. “La broma está desde que salió el calendario. Que te tienes que ir del Real Madrid para jugar en Primera contra ellas. Les picamos mucho”, responde entre risas. El inicio de temporada es duro, pero la ilusión está intacta. “Cada error que se cometa o cada acierto hay que tomárselo como un aprendizaje”. Esa filosofía que hace tan solo unos meses le llevó a ascender a Primera División y donde ahora Lorena, la única jugadora que se mantiene de la última etapa del Logroño en la élite, espera mantener al equipo de su vida en la máxima categoría, aunque sin dejar de soñar en grande: “va a ser una temporada dura, pero ojalá seamos la revelación”, concluye.