El camino de la selección española en los mundiales ha sido breve, pero intenso. No hace tanto que España debutaba en la Copa del Mundo y, sólo eso, ya era un sueño alcanzado y la satisfacción de ver cómo el árbol comenzaba a dar fruto. Este hito se logró en 2015, tras una fase de clasificación invicta con nueve victorias y tan solo un empate, jugadoras de la talla de Vero Boquete, Vicky Losada, Marta Corredera o Virginia Torrecilla, junto a unas jovencísimas Alexia Putellas, Jenni Hermoso, Ivana e Irene Paredes, entre muchas otras, cogerían un vuelo hacia Montreal, Canadá, que sería el comienzo de un gran viaje hacia la cima del mundo del fútbol.
Nadie dijo que sería sencillo, irte de vacío en el casillero de victorias podría suponer demasiado castigo en comparación con la calidad y la ilusión de aquel grupo. Pero la mochila comenzaba a llenarse de experiencias y el fútbol femenino español empezaría a ser visto por todo el mundo. Vicky Losada inauguró el contador de goles mundialistas a los 13 minutos del partido ante Costa Rica. Brasil no estuvo tan lejos, pero el gol de Andressa Alves fue decisivo. Vero Boquete mantuvo el sueño ante Corea del Sur, pero en la segunda parte remontaron las coreanas y el avión que cogeríamos desde Ottawa sería rumbo a casa.
Primera toma de contacto, primer Mundial visto de cerca, a tan solo 45 minutos de una clasificación histórica a Octavos de Final. Era el momento para las jugadoras españolas, que nunca habían alcanzado cotas tan altas a nivel internacional y desde ese instante, no iban a darse por vencidas.
Llegar a la siguiente cita mundialista era una exigencia razonable, que cumplieron con una clasificación inmaculada. Ocho victorias en ocho partidos hacía plantearse dónde estaba el techo de aquella selección. Le Havre, Francia, sería testigo del siguiente paso de las jugadoras españolas.
Sudáfrica, China y Alemania. Victoria, empate, derrota y clasificadas a Octavos. Otra barrera que se rompía, un peldaño más que se ascendía. Estados Unidos esperaba en la siguiente fase, sedientas de revalidar su título conseguido en 2015. Jenni Hermoso empataba en el minuto nueve de partido, tras un penalti transformado por Rapinoe. Uno de los partidos más emocionantes que nos han hecho vivir. Le estaban plantando cara a la selección con más copas del mundo, las que parecía que tenían un nivel inalcanzable sufrieron para tratar de eliminar a España del Mundial. Nada era casualidad. No obstante, otro penalti de Rapinoe mandó fuera a las españolas de Francia 2019.
En estos cuatro años, en los que se ha hecho realidad la profesionalización del fútbol femenino con la creación de Liga F, ya somos referencia en todo el mundo. Las jugadoras aparecen en portadas, artículos, videojuegos y, alrededor del globo, se sabe de lo que son capaces.
Nuevamente, ocho victorias en ocho partidos para llegar al Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023, nuevo aviso para navegantes. La tercera vez que nuestras futbolistas estarían compitiendo por el trono mundial. El tropiezo frente a Japón no hizo desanimar la moral de unas jugadoras que a ambición no les gana nadie. Cayeron Costa Rica y Zambia ante las nuestras y Suiza pondría una nueva barrera a romper: Pasar una eliminatoria.
Lo consiguieron y de qué manera, 1-5 frente las helvéticas, un paso más, otra barrera hecha trizas. Países Bajos en Cuartos fue todo un reto. Mariona puso el primero y Salma, en la prórroga, hizo levantarnos de nuestros asientos, certificando el pase a semifinales.
Suecia, acostumbrada a llegar a estas eliminatorias en un gran torneo, sería el penúltimo escollo antes del gran objetivo final. Salma Paralluelo, que podría lograr su tercer mundial consecutivo, tras alcanzarlo con las categorías inferiores, había decidido convertirse en la heroína de esta selección, pero Suecia no se iba a dar por vencida. Blomqvist puso el empate en el 88 y el partido se encaminaba a la prórroga. Esto es lo que podría haber parecido nada más recibir el gol que ponía el 1-1, pero Olga Carmona tenía otros planes. 95 segundos después, la sevillana mandó un zurdazo dentro de la red que nos dio el pase a la final.
Contra Inglaterra, la revancha de la Eurocopa del año anterior, sería el último escalón para alcanzar la gloria. Y el sueño se hizo realidad, de nuevo Olga Carmona armaría un misil que perforó la red defendida por Mary Earps y ese único tanto sería suficiente para ser campeonas del Mundo por primera vez.
Un disparo que provocó un estallido de emoción entre los aficionados españoles y que representa el trabajo, esfuerzo y la lucha de muchas futbolistas y mujeres durante años atrás. Un largo camino que ahora estará reflejado en la primera estrella que llevaremos todos en el pecho con orgullo, conocedores de que el fútbol femenino español ha alcanzado la cima del mundo.