“Toda esa historia, todo lo malo que ha sufrido mi familia, al final, lo ha vivido mi madre”, expresa Edna Imade (Benin City, 5 de octubre de 2000), la tercera máxima goleadora de la competición con 7 tantos. Aunque no hubiera podido llegar a cumplir su sueño de jugar en Primera División sino hubiera sido por su madre. Ella es la verdadera heroína de esta historia. “Quería salir de Nigeria porque iba a tenernos a mi hermano y a mí”, arranca la delantera en una entrevista a Liga F. Para escapar de la guerra, Floren Imade decidió cruzar el Sáhara embarazada de Edna y de su hermano Paul. Cuando llegó a Marruecos nacieron los mellizos, y tras tres meses en los que vivió un auténtico infierno, consiguió coger una patera y llegó a España en busca de una vida mejor.
Atrás se quedaba un país en guerra, su familia, y especialmente, su marido, al que encarcelaron y al cabo de unos días deportaron a Nigeria. Los dos niños han escuchado mil veces los recuerdos de su madre. “Llegamos a Algeciras y a partir de ahí, nos ayudó gente de Cáritas...recibimos mucha ayuda. Estoy muy agradecida con la gente de España”, confiesa la atacante del Granada CF, que no tarda en añadir: “nunca he pasado hambre y nunca he pasado frío. Todo ha sido gracias a mi madre y a la gente que nos ha ayudado. Gracias a ellos hoy estoy donde estoy y mi familia está donde está”. Su madre, Floren y su hermano, Paul, son los dos pilares en la vida de Edna. “Es la única familia que tengo aquí. Los quiero con toda mi alma”, afirma.
Después de vivir en Algeciras, con tres-cuatro años, se mudaron a Carmona. En la ciudad sevillana, Edna encontró la pasión por el fútbol. Aunque antes probó con la gimnasia y el flamenco. “A mí no me gustaban nada. No era nada elástica”, confiesa entre risas. El patio del recreo se convirtió en su primer campo. “Me encantaba estar con la pelota. Me apunté a las clases de por la tarde con un profesor de educación física que le dijo a mi madre que me apuntara al equipo del pueblo”, recuerda. A ella siempre le dio igual recibir comentarios por jugar al fútbol con niños: “el típico de machorra, pareces un chico…pero como jugabas mejor que muchos niños pues muchas veces te elegían primera entonces tampoco le daba mucha importancia”.
Precisamente, en esos partidos con los chicos empezó como central. “Es una cosa muy curiosa. Yo era una bigarda, muy alta. Entonces yo me ponía ahí con los niños que era súper chiquititos y le echaba un poquito de cuerpo”, contesta entre risas, esa nunca ha perdido. Hasta que, cuando le dijeron, que ya no podía seguir jugando con ellos, se apuntó al fútbol sala en el Santa Ana. Su vida parecía destinada a ese deporte, pero el torneo Tapia Cup en Málaga lo cambió todo. Ahí le dijeron que valía para el fútbol once y fichó por el AD Nervión. Dos años después, dio el salto al Málaga CF y en el tercer año como profesional llegó al Cacereño. Allí, no solo destacó en Primera RFEF, sino que también se convirtió en Técnica en Enseñanza y Animación Sociodeportiva.
“Fueron mis dos mejores años a nivel de estudios. En ese curso aprendí que es eso a lo que me gustaría dedicarme. Me lo pasé muy bien y aprendí muchísimo”, afirma. Unos estudios a los que da mucha importancia: “el fútbol es corto. Sobre todo, más en mujeres por tema de lesiones, que a lo mejor quieras tener un hijo...es importante tener un plan B y poder tener algo en lo que estés formado”. Precisamente, su formación ha ido más allá, y también tiene un curso en quiromasaje, otra de sus grandes pasiones. “También me gusta mucho, el tema del cuerpo, de lesiones...”. De las aulas al campo de fútbol. Hasta que, en agosto de 2023, Edna cumplió su sueño. Tras marcar veinte goles en dos cursos en Cáceres, firmó por el
Granada CF, recién ascendido a Liga F.
Su debut en la élite no pudo ser mejor, anotando el gol de la victoria en el triunfo ante la Real Sociedad (2-1) en Los Cármenes. “No sé por qué, pero tenía el presentimiento de que iba a marcar y así fue. Inexplicables las emociones que pude llegar a tener en ese momento”, declara. Un tanto por el que mereció la pena el viaje de su madre para llegar a España y todo el esfuerzo de Edna Imade por alcanzar la máxima categoría. “Jugar en Primera División era mi sueño desde pequeña”, declara. Después de una temporada difícil para el equipo y para ella a nivel personal, el premio le volvió a llegar en la última jornada, con un tanto en el estadio de Ipurua que sirvió para que el conjunto nazarí se quedara en Liga F tras ganar a la SD Eibar (0-2) en la última jornada.
“Lo celebramos mucho. Fue un momento increíble, que no repetiría porque no quiero sufrir tanto esta temporada”, expresa riéndose. Y, este curso, en tan solo once jornadas ya ha superado los cinco goles que marcó la temporada pasada. Con siete tantos es la tercera máxima goleadora de Liga F. “Me puse el objetivo de marcar más de cinco goles. Tener ahora siete, no me lo esperaba para nada”. Unos registros que no se podrían entender sin un cambio de un año al otro. “Son muchos factores. Al final, la confianza que me está transmitiendo el entrenador, el equipo, la autoconfianza. También cosas extra como puede ser el trabajo en el gimnasio, análisis táctico...al final son pequeños detalles que te hacen sumar y marcas la diferencia”, confiesa.
Precisamente, la llegada de Arturo Ruiz tiene parte de “culpa” de la mejora de la nigeriana. “Es una persona muy cercana, cariñosa, siempre está pendiente de nosotras. Me está transmitiendo mucha confianza”, afirma. “No sé si llamarlo consejo, pero me ha dicho que ve mucho potencial en mí. Me quiere ayudar a mejorar”, añade una delantera, que ha dejado la banda para jugar en punta. “Mis cualidades físicas quizá sean más de una delantera centro. He cambiado el chip de la banda a la delantera centro y me está viniendo bien”. Actualmente, el Granada CF ocupa la 9ª posición con 13 puntos, siete por encima del descenso, con la dupla
Edna Imade-Laura Pérez. Tres de los siete goles de la nigeriana han llegado tras una asistencia de la ‘7’ granadinista.
Porque Laura Pérez es la
máxima asistente de Liga F con ocho asistencias. “Es una jugadora muy buena técnicamente. Con ella me entiendo muy bien en el campo. Ojalá me pueda dar muchos pases más y que esa conexión siga por mucho tiempo”, confiesa sobre su compañera. Ambas son referentes para las más pequeñas, que sueñan con poder ser algún día como ellas: “es algo de lo que me he dado cuenta, que cada vez que vamos a los colegios a la hora de decir quién juega al fútbol, cada vez hay más niñas que levantan la mano”. Curiosamente, Edna, que ya se siente una española más, fue nominada a jugadora del mes de noviembre en Liga F, y de la mano de EA SPORTS, ha percibido la evolución del fútbol femenino en algo tan simple como salir en el FIFA.
“Si te digo cuánta gente me ha enviado fotos de Edna te he visto en el FIFA. Eso nos hace tener más visibilidad y que la gente se interese más por este deporte”, afirma. Tras el último parón del año, la delantera ha vuelto con las pilas cargadas para afrontar los partidos ante el Deportivo Abanca y el del Madrid CFF, ambos en casa, y la eliminatoria de Copa de la Reina frente al Sevilla FC. “Vamos con muchas ganas”, responde ambiciosa. Esas ganas de ser cada día mejor es lo que le ha llevado a estar en la élite. En esta segunda temporada en Primera tiene dos objetivos claros. “Marcar el máximo número de goles posibles y lograr como mínimo la permanencia. Salvarnos lo antes posible, y luego pensar en estar en lo más alto de la tabla”, concluye.